Amaterasu es la diosa sol. Está considerada como la principal protectora del Japón y antepasada de los emperadores. Nació del ojo izquierdo de su padre, Izanagi, cuando este estaba limpiando sus impurezas al volver de Yomi. Ella y su hermano, el dios Susanoo, tuvieron varios percances y uno de ellos es el siguiente.
Susanoo, antes de ser exiliado, viajó al cielo con el pretexto de visitar a su hermana. Pero en realidad le propuso un reto: el que engendrara dioses más extraordinarios, reinaría en el cielo. Amaterasu rompió la espada de su hermano, la masticó y nacieron tres diosas de su aliento. Susanoo cogió las joyas de su hermana, las masticó y nacieron cinco kami masculinos. Susanoo reclamaba su victoria. Amaterasu, asustada por la ira de su hermano, se escondió en una cueva y cerró la entrada con una roca. Sin la diosa sol, el mundo estaba sumido en la oscuridad y el caos.
Ochocientos kami se reunieron para hacer algo al respecto. Decoraron un árbol con ofrendas y joyas, encendieron un fuego y persuadieron a la diosa de la aurora, Amo No Uzume, para que bailara. Amaterasu escuchó a los dioses festejando y se preguntó qué estaba pasando. Entonces salió de su escondite. Su luz se reflejó en un espejo mágico que habían colocado allí y los dioses aprovecharon que Amaterasu estaba deslumbrada para cerrar la puerta de la cueva tras ella. El universo recuperó la luz y el calor.
El espejo fue confiado al mítico primer Emperador de Japón, descendiente directo de la diosa, como prueba de su poder divino. Susanoo fue castigado por los ochocientos dioses. Le cortaron su barba y bigote y comenzó a vagar por la Tierra.
La desaparición de Amaterasu, la diosa sol

Diosa de la aurora

Saliendo de la cueva

Saliendo de la cueva